Diseñar una colección no siempre sigue el mismo camino. A veces, una idea aparece de forma casi instantánea. Otras veces, requiere tiempo, incluso años, y mucha paciencia. Encontrar el próximo tema a explorar es un proceso profundo de observación, reflexión y búsqueda.
En Câpâ, entiendo el diseño como un lenguaje que nace del pensamiento y de la conexión con las manos, que son mi herramienta para plasmar ideas. Cada colección surge de mirar con atención mi entorno: de observar un paisaje, de descubrir algo nuevo, de seguir un tema que me interesa. Me gusta pensar en conceptos que nos inviten a reflexionar sobre lo actual y a mirar el mundo desde otro lugar, para poder redescubrirlo a mi manera.
A lo largo de estos años, he explorado ideas como los vórtices, las bifurcaciones, el vuelo de los pájaros, los hábitats, la topografía de cerros y cordilleras, la forma de las flores y sus colores. Me inspiran las formas curvas, rugosas y rústicas de la naturaleza, pero también los conceptos que esconden: cómo se conectan los caminos, cómo se transforman los territorios, cómo evoluciona la vida.
Cuando ubico un tema que quiero desarrollar, empiezo a investigar, a conocer más, a dibujar, a pensar. Me sumo por completo en esa idea. Busco imágenes, palabras, paisajes. Hago pequeñas investigaciones, leo lo que está disponible, veo documentales, reviso libros de arte, ciencia o literatura. Todo lo que me ayude a comprender mejor lo que quiero expresar a través del diseño.
No se trata solo de encontrar formas bonitas. Se trata de mirar el mundo a mi manera, de construir una naturaleza propia, de traducir un pensamiento en un objeto.
Cada colección es el resultado de ese camino: una mezcla de intuición, observación y estudio. Y aunque nunca sé con exactitud a dónde me llevará cada proceso, disfruto de él… y el resultado siempre es genuino.